sábado, 27 de agosto de 2016

Vísperas cantadas en el London Oratory

Compartimos hoy un fantástico vídeo: se trata de las vísperas del miércoles de la octava de Pentecostés, cantadas en el London Oratory, en 2014.

Las vísperas son cantadas íntegramente (de forma muy hermosa) usando el canto llano, y combinándolo con polifonía renacentista (como Guerrero, Lassus o Victoria). Por lo que respecta a la liturgia, hay que apreciar que se sigue el Breviario de Juan XXIII.

Si observamos en la página web del London Oratory, podemos ver que disponen de tres coros. A continuación, resumimos la información que se ofrece en la web acerca de los mismos:

  • Un coro profesional de adultos, "conocido internacionalmente", cuyo repertorio abarca desde el gregoriano hasta la actualidad, centrándose especialmente en la polifonía de los siglos XVI y XVII, y en las misas de finales del XVIII y XIX.
  • Un coro de niños y niñas de entre 8 y 16 años, procedentes de toda la ciudad. Este coro ha recibido diferentes premios, y participa frecuentemente en las producciones del Royal Ballet.
  • Un coro de niños a partir de 7 años, alumnos del London Oratory School, donde reciben formación coral e instrumental.

Además, disponen de destacados profesionales en el equipo musical: un director titular, un director asistente y un organista. 



Vaya, el panorama musical es igualito al que puede encontrarse en España... Realmente, qué envidia poder asistir a liturgias con esta música, y tan bien cantada. 




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PD: He aquí los horarios de misas: obsérvese que todos los domingos la "misa mayor" se celebra en latín (Novus Ordo), y que también se celebra una misa dominical en la forma extraordinaria (misal de Juan XXIII, 1962). Además, los domingos por la tarde se cantan las segundas vísperas. Por las fotos que vemos en Internet, parece ser que se cuida mucho la liturgia en esta iglesia (por cierto, celebrada ad orientem). De nuevo: igualito que en España...














sábado, 20 de agosto de 2016

"Misas de niños": ¿guitarras y música pop?

En España han proliferado en numerosas parroquias las conocidas como "misas de niños". No juzgaremos ahora su conveniencia e idoneidad, ya que es un tema que escapa del alcance de este blog. Pero sí hablaremos de la música que se "interpreta" usualmente en estas celebraciones. 

En la inmensa mayoría de los casos, se trata de música de dudoso gusto estético, que sigue una línea "pop", ya que supuestamente esta es más cercana a los niños, y así van a estar más a gusto en la misa o incluso se van a divertir (habría que preguntarse también si acaso el objetivo de una misa es pasar un buen rato y si la iglesia es el lugar al que uno va simplemente para escuchar la música que le gusta). Por otra parte, las canciones son siempre acompañadas por guitarras, y a veces también por baterías u otros instrumentos asociados a la música popular.

Pero, ¿es que no es posible ofrecer música de calidad a los niños? Es más: si los educamos desde pequeños en una música de calidad (y que, además, sea apropiada para la liturgia), cuando crezcan van a sentirse familiares con esa música. Esto ocurre en otros países, como en Reino Unido, donde las catedrales católicas, así como muchas iglesias y colegios, cuentan con sus diversos coros, formados por niños y/o niñas, los cuales crecen oyendo y cantando polifonía, gregoriano y mucha música de calidad (habitualmente muy bien cantada). ¡Ah! Y con acompañamiento de órgano. De hecho, algunos de los niños con más talento empiezan a ser instruidos en este instrumento... De este modo, se transmite de forma natural a la siguiente generación el patrimonio musical. Y de esos niños, algunos de ellos se dedicarán profesionalmente como directores, organistas o cantores en catedrales e iglesias.

En cambio, en España, el panorama es bien distinto. Si ofrecemos a los niños música de pésima calidad, ¿qué gusto musical van a desarrollar? Es más: les estamos privando de poder experimentar (bien escuchando o bien cantando) la gran riqueza y profundidad de la música propia de la Iglesia Católica, y especialmente de los compositores españoles, como Victoria o Guerrero. Porque, ¿acaso no puede un niño cantar polifonía renacentista o canto gregoriano? Algunos piensan que "eso les resulta aburrido". Todo lo contrario: si probáramos a ofrecer esta música a los niños, nos sorprenderíamos al verles disfrutar con una música que cualquiera que la conozca un poco sabe que, precisamente, aburrida no es. 

Y también podemos preguntarnos si acaso un niño no puede conmoverse ante el poder y la majestuosidad del sonido del órgano. Si los órganos (por supuesto, órganos de verdad; los "órganos electrónicos" quedan totalmente excluidos en este blog) sonaran (o directamente, existieran en muchas iglesias), seguro que habría niños que querrían estudiar órgano en los conservatorios (algo muy infrecuente a día de hoy, pero que no extraña teniendo en cuenta que la mayoría de niños en España solo han oído un órgano en películas...).

Pero quizás el problema de todo esto sea que los encargados de los "coros" de niños (si es que a muchos de ellos se les puede dar el nombre de coro...) son personas que tienen mucha buena voluntad (no se pone en duda) pero unos conocimientos musicales más bien escasos. Esto es fruto del poco interés por la música que tiene la Iglesia española, el cual se traduce en que sea muy raro encontrar organistas y directores profesionales trabajando en iglesias (a lo sumo en algunas catedrales). Esto es un tema para tratar en otra ocasión, pero aprovechemos para recordar que en otros países europeos existe la especialidad de "música de iglesia" en los conservatorios, y todas las iglesias (por pequeñas que sean) disponen de su "maestro de capilla", que es organista y dirige al coro (o los coros). Ah, y cobra por ello. Pero en España no es posible trabajar como músico de iglesia, por lo que el diletantismo ha hecho y sigue haciendo muchísimo mal. De este modo, personas sin estudios de música (ni de guitarra), rasguean a su manera las guitarras, y "enseñan" (?) a cantar a los niños cancioncillas que no se corresponden precisamente con el espíritu de la música sacra.

Quizás habría que plantearse que las directrices de la Iglesia sobre música litúrgica deberían aplicarse también a las misas en las que participan niños. Y estas directrices son muy claras... Trataremos en otra ocasión qué enseña la Iglesia acerca de los instrumentos que se pueden usar en la liturgia, y de qué es lo que se debe cantar en las celebraciones. Pero sabido es que el Concilio Vaticano II (Sacrosantum Concilium y Musicam Sacram), así como los papas (Pío X: Tra le sollecitudine; Pío XI: Divine cultusPío XII, Musicae Sacrae; Juan Pablo II: Quirógrafo; Benedicto XVI en numerosos escritos y discursos, también antes de ser papa), han enseñado siempre que el instrumento más adecuado es el órgano, y que el canto gregoriano es "el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas" (Sacrosantum Conciulium, nº 116), y han valorado muy especialmente la polifonía clásica. Además, siempre han rechazado para la liturgia aquellos estilos e instrumentos musicales que están relacionados con la música profana, por lo que el pop y los instrumentos a él asociados no deberían tener cabida en la música sacra. Al menos, según lo que enseña el Magisterio de la Iglesia (aunque a muchos no les guste...).

Quizás si pensáramos que los niños no son tontos, y que solo les puede gustar aquello que les damos a conocer, nos llevaríamos alguna sorpresa. Porque, ¿quién es capaz de decir que a un niño no le gusta el órgano? Todo lo contrario. ¡Ojalá viéramos muchos órganos sonar y acompañando a coros de niños! Otro gallo cantaría, y cambiarían mucho las cosas en la nefasta situación para la música sacra en la que vive España en las últimas décadas.